SI




Si él se compartiera, me entendería.
Si ella enfrentara, no me evitaría.
Soy la mujer, del hombre y de la mujer,
Soy la mujer que une el universo humano.
Soy la mujer sola, conmigo


Llaves




Los cuerpos se abandonan por diferentes razones, no
se sabe cuantas. Ellos llegan subiendo escaleras,
penetran puertas con llaves sin herrumbres. La espera
se diluye con el ruido de unas llaves girando un
tambor y con el acompañamiento de un cuerpo rodando
en sábanas manchadas. Los ruidos casi mecánicos
varían en los amantes, siempre hay un pequeño gesto
que los diferencia, el que aguarda, acopia resto de
amantes en los gestos nerviosos de las cerraduras. La
llaves abren los universos de los cuerpos, como
piernas de mujeres que se adhieren como ventosas al
placer. Todo se acaba, como devolver una llave
cuando ya no se siente uno su dueño y se lleva a
cambio, si todavía se está a tiempo su corazón.
Las razones para abandonar cuerpos son casi tan
ridículas como infinitas, el olor a sexo impregna
todo como grasa de cabellos de días sin lavar, voces
estridentes que ahuyentan orgasmos y provocan
instintos asesinos, insectos morbosos que perturban
el normal funcionamiento de la operación de dos mas
dos en sábanas pulcras, sí son infinitos , amantes
que carecen de vacunación y sin serias intenciones
de remediar esos olvidos, se vuelven enervantes, y el que
se perturba exige la devolución de esas llaves, para no
sentir el ruido de cerraduras que comienzan a
herrumbrarse con el pasaje del tiempo, ese tiempo
que destiñe los colores y agrieta las pasiones


La posesión




La posesión unilateral fue más violenta, respuesta
Instintiva a ese canto mentalmente dispuesto para ser
Dúo.
Succionaste ansioso, con furia contenida,
Buscabas, visualizabas una respuesta mecánica que
Me liberaba de mis trabas, tocarías, penetrarías,
Succionarías tanto en mi, en mis partes más recónditas,
En los nervios expectantes, que no cabría duda, te sería.
Me dejé tanto, que en esa entrega ida, no pensé
Despertar con tus secreciones, eso tan tuyo en mi
Garganta, líquido espeso, y sabiendo a sal. lo percibes,
Y despiertas sobresaltado, con enojo por la falta de
Contención, querías un canto a dúo, o despertarme
Tocando las notas más escondidas, querías hacer vibrar
Este instrumento tan conocido por ti, aunque el tuyo
no lo hiciera.
Y no, no vibré y te deshice, sos guitarra sin
Cuerdas, las reventé al unísono, no sonarás, no serás,
Sin que te enmiende.
Y así te vas, cabizbajo, y así te abro la puerta, con
Un hasta luego que sabe a nunca. Atraviesas mi umbral y te pierdo.


Como respuesta




Como respuesta a cada jadeo, y a cada te amo, mi
Mente volaba a violaciones compartidas, acelerando
El acceso al orgasmo.
De pronto, la caída de tu pelo en mi pecho y el
Roce de tus pezones me aterrizó a la escena, a nuestra
Imagen erótica y me dejo subyugar por la ternura de
Tus orejas.
La violencia descansa en tu hombro, el humo se
Enganchó en mi pelo como impidiéndome cualquier
Movimiento. Mis oídos agradecen el descanso de los
Cuerpos, que evitan el crujir de las maderas de la
Parrilla.
Tu olor a sexo, hierba que se impregna en mi cara
Persiste aún a pesar del agua y jabón, y la ropa se
Desliza acostumbrada a mis contornos.
Enlazo tu cintura estrechándote hasta hacerte
Crujir-no sé que pretendo demostrarme con eso-, y
Persigo tu silueta hasta el ascensor.


Baños




La mujer me tomaba por la cintura con esa dureza de
Madre en celo, no soportaba la presión de sus dedos en mí
Vientre, era insostenible; la única salida fue volcarle la bebida
Que restaba en la copa, sin darme tiempo a dudar lo hice. Aulló como una loba en celo y yo desesperada huí hacia la
Puerta.
A medio vestir ya me encontraba en un pasillo oscuro,
Lo cual me favorecía al no ser vista semidesnuda, podría
Escandalizar algún vecino noctámbulo. La calle me recibió
Con luces de neón, me dirigí hacia la que cegaba más, no sin
Antes ser rociada por un líquido helado que caía junto con
Gritos de la que se sintió abandonada.
Los parroquianos observaban extrañados la mojadura
De mi pelo y mi ropa, no llovía, pedí un cognac lo tomé y me
Encaminé al baño. No es fácil meditar sobre uno en baños
Desolados en las madrugadas frías, si pensé, que no era
Placentero huir semidesnuda y tiritar; mientras eso mantenía
Ocupada mi mente, comencé a masturbarme lentamente
Con la puerta del baño, mientras sentía orinar al vecino de
Mampara, era la forma de entrar en calor y de complacer a un
Cuerpo que venía castigando demasiado, cuando acabé, salí
Del baño lentamente, mi vecino también abandonaba su
Toilette- por llamarlo de algún modo-, le di las gracias por la
Inspiración, y me fui silbando bajito.

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