Para la buena memoria



Siguen ardiendo todos los hombres
Todos los sueños
Dachau, Auschwitz, Treblinka
Siguen quemando todos los recuerdos
Y son las bocas de las chimeneas
El horizonte, de los días venideros.
Hay una niña en Dachau que no quiere ser mujer
Y oculta la redondez del muslo,
Oprime sus pechos para evitar que estallen
De hermosura animal, y primavera.
Hay entre los espinos de Dachau
Un arbusto reseco
Donde una niña que no llegó a mujer,
Y en Treblinka hay una mujer
Una madre en pedazos, acunando ceniza.
Hay entre las cenizas de Auschwitz
Árboles talados como hombres,
Como hombres de Auschwitz.
El viento una nube, de voces y de gritos
De la que tengo buena memoria,
Porque puedo escribirte.
Tu amor , es una olorosa manzana verde
Plegada bajo mi almohada
Pero aún arde en Dachau , Auschwitz , Treblinka
Los secos de sus vientres
Llevados por un viento de usinas
Trabajando para invertir el curso de la vida.
Puedo escribirte.
Tu amor, es un sol niño
Que se sienta conmigo en la ventana
En los domingos grises.
Pero aún arde en Dachay, Auschwitz, Treblinka
Están ahí, sobre tus labios, amor
Y no es un mal sueño.

 


De las raices



Tuve un abuelo ataúd
Antes de que yo lo conociera,
Sobreviviéndole,
Una abuela de cobre,
Hirviente sangre de las indias
A la que di un llanto hipócrita de niño
Para que el árbol cadáver acostado
Entre cirios, no me atormentara,
Por no haberle querido
Porque todo el amor
Se lo llevó otra abuela,
Castellana, de un mágico castillo
De dos habitaciones alquiladas
En él, la tia estéril, fósil de biblioteca encantada
Donde nunca deje de cantar aquella jaula
De fines de semana
Tuve un abuelo ataúd
Del que obtuve la selva
Y un sol ecuatoriano
Y también otro abuelo, pistón de banda dominguera
Que siendo viejo, nunca alcanzó, nevada cima
Al que quise, por saberlo vivo, simplemente,
Opuesto a la carne inmóvil
Del abuelo casiano, siempre indiferente
Desde un cuadro, solemne hasta la estupidez
De la primer descarga fecunda
En el vértice, mama, nacis
Y vengo después del cordón umbilical
A vivir mi muerte, murmurando
Un nombre de mujer
Desde este abismo.


Afirmación del alba



A pesar de nosotros
Que podemos edificar un hijo
Demoler un hombre hasta los cimientos
A pesar de nosotros
Que andamos bajo los árboles
Como héroes, traidores sin remedio
O el miedo transeúnte
A pesar de nosotros
Que somos la dentellada caníbal
A diestra y siniestra
Y sin embargo, en un rincón del día,
Fraternal, la mano del amigo
A pesar de nosotros
Enmudecidos o la canción en vigilia
En un silbido bajo las chimeneas
A pesar de nosotros
Ausentes a la hora del crepúsculo
Lavándonos la cara en el rocío
Innecesarios, imprescindibles,
A pesar de nosotros
Los captores de estrellas y dioses
Encima de la torre de Babel
O reptando con el gusano entre las sombras
A pesar de nosotros
Dibujados por las bocas de los niños
Donde crecen las uñas
Donde apunta el colmillo
Se afirma el alba
Se afirma el alba
Se afirma el alba
Se afirma el alba
Se afirma el alba.

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